febrero 18, 2016

El lado non grato de lo eterno



Esperaba que cuando fuera el momento no seria tan difícil encontrarnos...


Los años acomodan la roca y empieza a quedar marcase sobre el polvo, la tierra, el lodo y la piedra, como las marcas sobre la piel, como la cicatriz que deja la luz, pero deja de sentirse vida, se pierde con todo lo que cae sobre le suelo, los pasos, las llantas, la basura, las gotas, las hojas que ya están secas.


Entonces todo es como volver dentro del dado que sempre esta en el mismo lugar, con los caos habituales y los sonidos que cumplen como los minutos imparables.


Los olores se perpetúan y parece que predeterminadamente te sepultaste a través de las maderas y tu sabana.


Las marcas quedan ahí, aun cuando la pluma flota suave y cae a tu mano, aun el viento, aun el agua, marcaran siempre la roca, con todos y cada una de sus gotas que han viajado leguas y leguas, todo como la vez primera, miles y miles de partes de agua, golpearan la roca....pero solo es una, se han confundido todas, son solo una, cada día, todos los días...


como cada día pasas de la oscuridad a la luz, para ir sobre el mismo suelo, los mismos pasos y escuchar los mismos ruidos y percibir los mismos olores, pero todos son uno, como el río, por mas únicos que fueran, cada suelo, paso, sonido,olor...todos se confunden


Aunque se suponía que en el momento necesario seria fácil encontrarnos.


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